Una empresa no tiene peor enemigo que la máquina de café
Cómo hacer que las cosas cambien en su
organización
Por: Ernesto Costa, Motivational Speaker, PalabrasMagicas.com.
Hay una
tendencia humana natural que nos lleva a dirigir nuestra energía hacia
lugares donde ésta no genera resultados. Particularmente cuando se trata de
alguna queja o incomodidad. ¡Y mucho más si hablamos del mundo del trabajo!
Imagine la
situación (es fácil, porque usted ya ha estado ahí o lo ha visto
innumerables veces): dos colegas toman un pequeño recreo frente a la
máquina de café. El tema de la charla que se desarrolla es la inconcebible
incapacidad de un jefe o de la organización para percibir una situación que
requeriría la toma de medidas más o menos inmediatas. Un observador casual
que pasara por allí escucharía frases sueltas en el discurso tales como:
"Mira que yo ya se lo he dicho..." o bien "Pero ya sabes,
con este tipo es inútil...".
Luego de
algunos minutos y quejas estériles ambos colegas retornan a sus tareas. ¿Le
suena familiar?
Estas dos
personas han hecho lo que yo llamo "orinar ante la máquina de
café". Sé que la figura es poco elegante, pero resigno elegancia por
claridad. Me refiero a que se han quitado de encima algo que es casi una
incomodidad física; es un ejercicio de catarsis para expulsar de la cabeza
una crítica, una queja. Pero ¿cambia algo?
Es como
cuando usted sale, por ejemplo, de una zapatería en la que no lo han
atendido bien. Una vez que está en la calle toma un taxi y le comenta al
conductor lo mal que lo trataron. En el mejor de los casos el taxista lo mirará
por el espejo y dirá: "Sí, qué barbaridad ¿no?”. ¿Cambiará algo
en esa tienda gracias a este comentario? Difícil. Lo que Ud. debería hacer
es hablar con el gerente de la misma, que es quien puede tal vez modificar
algo.
En su
empresa pasa lo mismo.
Para
cambiar algo en una empresa hay que recorrer cuatro pasos:
1)
Identificar el
problema. No olvidemos que problemas iguales
pueden tener causas distintas. Si se trata, por ejemplo, de
“dificultades en los envíos a nuestros clientes”, es importante
saber si estamos hablando de problemas en la toma de pedidos, en el armado
de los envíos en el depósito, en la logística de entrega, en la
facturación, etc.
2)
Cuantificarlo. La compañía querrá actuar sólo si el problema lo amerita. Y muchas
veces las quejas ante la máquina de café se producen por convertir
excepciones en reglas. Vale decir: el problema de entregas -que ocurrió
sólo un par de veces- se convierte en "Siempre tenemos problemas de
entregas". Tal vez no es tan grave como para generar nada (ni consecuencias
ni deseos de actuar) o sí es tan grave que hasta el Gerente General querrá
involucrarse porque genera un perjuicio económico. Hasta que no lo
cuantifique no queda claro de qué está hablando. Y ante la duda normalmente
nadie actúa.
3)
Proponer una solución
que lo involucre a usted. Una vez que
identificó el problema y que al cuantificarlo descubre que debe ser
atacado, proponga una solución. Lo último que quiere un directivo es otro
ovillo de lana al que no se le ve la punta. Si usted quiere que su jefe escuche
con atención su problema, tráigale también una solución de la que usted
participe. Lo anteúltimo que quiere ese directivo es otro capítulo de
"Animémonos y vayan". No hay certeza de que su solución vaya a
ser instrumentada. Pero menos aún la habrá si no la propone.
4)
Hacer seguimiento. Una vez puesto en marcha cualquier proyecto, éste debe ser evaluado
para verificar que haya cumplido con el objetivo que le dio origen. Por
otro lado es una buena forma de que lo escuchen con atención la próxima vez
que vaya con una propuesta.
Todas las
organizaciones son perfectibles. La suya también. Si ve algo que merece ser
mejorado, elija entre las dos opciones posibles: quejarse ante la máquina
de café o poner manos a la obra.
Observación
final: por lo general quienes llegan lejos en una empresa son quienes
acostumbran a poner manos a la obra.
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