Los diez secretos (a voces) del
éxito
Cuando iniciamos un proyecto lo hacemos buscando obtener éxito
con él, ya sea en nuestra vida privada o profesional. Pero muchas veces ese
éxito se muestra esquivo y abandonamos nuestros planes y, a su vez, muchas
ilusiones puestas en ellos. En este artículo recogemos las diez
características de personalidad necesarias para alcanzar el éxito. Descubra
qué le está impidiendo lograr sus objetivos.
Por: Rosana
Pereira Davila, Directora de Tess-on Psicología y Formación.
En cierta ocasión leí una cita que decía:
“El secreto del éxito es un secreto a voces. Voces que todos pueden
oír, pero pocos quieren escuchar”.
Lo que diferencia a quienes han alcanzado el
éxito del resto de los mortales es que ellos se han parado a escuchar las
voces de ese secreto.
La mejor forma de conocer cómo llegar a tener
éxito es estudiar a las personas que ya lo han logrado. Varios estudios
coinciden al enumerar las características de personalidad más destacables de estos hombres y mujeres:
1. Creen en su propia capacidad para
dirigir el rumbo de sus vidas. Todos estamos capacitados para dirigir nuestras
vidas. La diferencia está en que no todos creemos por igual en que poseemos
esa capacidad. Para conseguir cualquier meta que nos propongamos el primer
requisito imprescindible es creernos capaces de conseguirlo, creer en
nosotros mismos.
2. Tienen la certeza de que poseen las aptitudes necesarias
para alcanzar lo que se proponen. Audacia,
paciencia, empuje, tenacidad, insistencia, optimismo, disciplina…
3. Saben que sólo ellos pueden tomar decisiones acerca de su
futuro. Si deciden tomar un camino, lo
siguen a pesar de los obstáculos, del cansancio o de las dificultades que
puedan surgir en el recorrido. Saben que con esfuerzo y tesón sientan las
bases de su futuro éxito.
4. Antes de tomar una decisión se toman un tiempo para pensar
en ella, para meditarla y razonarla. Una vez
que se han decidido, se lanzan a por sus objetivos, poniendo toda su
ilusión en alcanzarlos. Saben que la acción es un requisito indispensable
para conseguir sus metas. Sin la fase de ejecución, el plan no sirve para
nada.
5. No se conforman con cualquier meta. Eligen metas que supongan una gratificación personal. Si la meta no es
motivadora pronto pierde su interés
y deja de generar el impulso que mantiene el deseo de alcanzarla. La
elección de metas elevadas, que nos hagan crecer como personas, son las que
tienen más probabilidades de cumplirse. Una meta que no nos hace sentir
bien con nosotros mismos acaba perdiendo su poder para movilizarnos.
6. Aceptan los resultados adversos como un desafío para mejorar. No se quedan en el lamento por lo que no ha salido como ellos
esperaban, sino que tratan de encontrar el lado positivo de lo ocurrido.
Buscan el lado beneficioso para sus propios intereses. No pierden el tiempo
en buscar culpables. Se enfocan en la resolución del problema y no en
buscar excusas que justifiquen los malos resultados.
7. Saben retardar la gratificación por el trabajo realizado. Ésta es una de las capacidades más necesarias para no caer en el
desaliento cuando comienzan a aparecer las primeras dificultades. Los
planes no siempre son sencillos y rápidos, pero no se desesperan por ello.
Esta capacidad se fortalece desde la primera infancia. Los niños que
reciben todo lo que piden sin tener que ganarlo y sin esfuerzo, tienen más
dificultades cuando se hacen adultos para soportar el retraso de la
gratificación.
8. Planifican dividiendo en pequeñas metas el gran objetivo
final. “Divide y vencerás”.
Sin perder de vista aquello que quieren conseguir, dosifican el esfuerzo
para llegar al final. La meta debe ser lo suficientemente grande como para
no perderla de vista mientras se va hacia a ella, pero lo suficientemente
pequeña como para poder conseguirla.
9. Se plantean objetivos medibles. Para saber en qué punto de su camino se encuentran, hacen
frecuentes revisiones de lo obtenido hasta ese momento. Para que esto sea
posible deben cuantificar sus objetivos. Por ejemplo: número de llamadas
realizadas en una semana, porcentaje de mejora en la revisión de
rendimiento, incremento de pedidos en un mes...
10. Ponen pasión en sus actos y la contagian a quienes les
rodean. Tienen las habilidades de
comunicación que son necesarias para implicar a otros en sus proyectos y
para lograr que trabajen por alcanzar un bien común. Saber integrar las
metas personales en los objetivos comunes del grupo es uno de los medios
más eficaces para lograr que esos objetivos se cumplan.
Como ve, cualquiera de nosotros estamos
capacitados para alcanzar las metas que nos propongamos, lo único que
necesitamos es creer en nuestra propia capacidad, elegir una meta
motivadora, dividirla en objetivos más pequeños y medibles y ponernos manos
a la obra.
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