Diez pilares
para una comunicación eficaz
Factores imprescindibles para plantear una comunicación
La mayoría de las empresas
quieren que se las conozca y necesitan hacerse oír, por ello, invierten en
comunicación. Pero no todas alcanzan los objetivos fijados o en el intento
pierden de vista estos objetivos. ¿Qué se puede hacer para evitarlo y tener
éxito?
Por Ana
Costas, Directora General de Marco de Comunicación
en Madrid
Las empresas quieren hacerse oír, es
más, lo necesitan. Igual que las personas. Los mismos directivos, como
profesionales e incluso como individuos, quieren hacerse oír. Para vender
sus productos y servicios, para tener éxito en el mercado y ¿por qué no?
para alcanzar y disfrutar sus, al menos, 15 minutos de gloria. Pero no
basta con que queramos que nos oigan. No sólo por eso nos vamos a hacer
escuchar o porque queramos que entiendan nos van a entender. Y, sin
embargo, se siguen destinando presupuestos escalofriantes a marketing,
publicidad y comunicación lanzando mensajes de todo tipo. La pregunta es
¿acaban siendo un gasto o una inversión con retorno?, es decir, ¿son
eficaces a la hora de comunicar? Pues depende cómo se hayan planteado:
1. La información - ¿Hay algo que decir? Sin caer en el tópico de que
siempre es mejor estar en silencio que hablar por hablar, conviene ponernos
en el lugar de nuestro receptor. Preguntarnos si a nosotros nos interesaría
recibir la información que queremos comunicar.
2. Lo interesante - ¿Es realmente información de interés? A
menudo, se lanzan mensajes por el mero hecho de estar en la palestra. Al
menos que hablen de uno ya sea bien o mal, es lo que nos mueve pero ni
siquiera eso es tan sencillo. ¿Honestamente tenemos algo que decir que
incluso a nosotros mismos nos interesaría oírlo si estuviésemos al otro
lado?
3. La empatía - ¿Es un mensaje claro? Como receptores o
interlocutores entendemos aquello con lo que nos identificamos o que
resulta aplicable a nuestra realidad. Tenemos que poder absorber esa
información y poder utilizarla y es tarea de quien comunica elegir bien qué
contar.
4. La novedad - ¿Aporta algo nuevo? “Cuéntame algo que no
sepa” o al menos que sea dicho de manera que no hayamos oído antes y
visto de ese modo llame nuestra atención, bien por la inteligencia o por la
creatividad que conlleva.
5. Protagonismo - ¿Es para mí el mensaje? Cuando creemos que
tenemos una información de interés que contar, el factor
“interesante” viene determinado por la persona o el grupo que
vaya a recibir nuestro mensaje. No es necesario anunciárselo al mundo, sino
más bien asegurarnos que quien vaya a recibir nuestra información, le
resulte útil.
6. El código - ¿Hablamos la misma lengua? Ya lo hemos dicho antes:
no porque queramos que nos entiendan, nos entenderán. Una vez que tenemos
claro qué decir y a quién, la mejor receta es no complicarnos la vida y ser
claros y directos.
7. El camino - ¿dónde estás? Incluso suponiendo que hayamos
llegado a esta fase de nuestra comunicación, no resulta tan sencillo
discernir dónde se encuentra nuestro público, teniendo en cuenta que cada
vez somos más y que los canales proliferan a una velocidad vertiginosa. El
trato directo, el correo tradicional, Internet, los medios de
comunicación… Haberme puesto en el lugar de mi interlocutor y hablar
su misma lengua me dará la pista para hacerle llegar mi mensaje.
8. La competencia - ¿Cómo hacerme oír entre todos los mensajes?
Cada minuto se incrementa el bombardeo de información al que se encuentra
sometida la
sociedad. Sólo nos queda confiar en que transmitimos una
información interesante para quien le puede resultar de utilidad y por el
canal que considera más fiable y atractivo.
9. El test – Asegúrate que con todo y eso al final has dicho
lo que quería decir ya que tenemos una oportunidad para causar una primera
impresión positiva y no conviene desperdiciarla.
10. El objetivo - Seamos realistas, por último y, no olvidemos que
al fin y al cabo lo que buscamos es que nos escuchen y nos entiendan para
que utilicen nuestra información, comprando nuestro producto o contratando
nuestro servicio. La cuestión no es comunicar por ego y salir en la portada
del diario nacional o internacional más leído. Es cierto que nunca perdemos
del todo la ilusión de conocer la fama para enorgullecer a nuestros
familiares y amigos. Pero, la notoriedad en sí misma puede no ser el
objetivo y aunque vayamos bien encaminados, no debemos empezar la casa por
el tejado.
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